Conversaciones sobre el agua
Capítulo VII
Biodiversidad costera vs. objetivos económicos (2da parte)
Un prestigioso biólogo marino, el doctor Rodolfo Claro Madruga, alerta sobre el mal
manejo del agua y sus nefastas consecuencias en Cuba los próximos años
Me gustaría escuchar, antes
de continuar, ¿quíen fue
Rodolfo Claro y cuándo co-
menzó su interés por el mar
y las especies?
Bueno eso fue algo a mi pa-
recer accidental; en el año
1964 cursaba el último año
de bachillerato en el Instituto
de la Víbora y Núñez Jimé-
nez, entonces presidente de
la Academia de Ciencias, citó
todos los estudiantes de quinto
año para el Hemiciclo Cami-
lo Cienfuegos en el Capitolio
Nacional y nos habló de la in-
minente creación del Instituto
de Oceanología. Esperaban
el arribo de una expedición
soviética muy grande de la es-
pecialidad, convocando a los
estudiantes integrarse a esta
nueva disciplina. Estaba estu-
diando y trabajando pues en
el año 56 había dejado el ba-
chillerato debido a la situación
política, casi todos los preuni-
versitarios se cerraron en el 57
por las manifestaciones, huel-
gas constantes y los enfrenta-
mientos con la policía.
A raíz del llamado comienzo a
trabajar en el Acuario Nacio-
nal. En aquel momento solo
existía un departamento de
Biología Marina como parte
del Instituto de Biología. Re-
cibo un entrenamiento por los
soviéticos...sí trabajé aproxi-
madamente tres años en la
construcción del instituto y
en la investigación al mismo
tiempo.
¿En qué campo se centraba
su trabajo investigativo en
aquel momento?
Me dedicaba a la fisiología
de organismos marinos, crus-
táceos fundamentalmente,
estudios sobre la biología y
pesca del cangrejo moro-una
especie importante en Cuba
en aquella época, que ya se
destruyó. Matriculé algunas
asignaturas en la facultad de
Biología como oyente y a tra-
vés de una gestión hecha por
el director del Instituto viajo a
la URSS en el 67/70, y conti-
núo cursando el tercer año en
la ciudad de Moscú . Después
regreso incorporandome a mi
trabajo habitual.
¿De qué medios disponían
en aquella época?
Contábamos con un yate de
investigación que comparti-
mos con los trabajos del acua-
rio, ya en el año 65, cuando se
crea el instituto y nos indepen-
dizamos .Ese mismo año vino
un barco soviético de mediano
porte que realizaba las inves-
tigaciones en el mar Caribe
(Campeche, el Golfo, Estrecho
de la Florida...) toda la zona
lejana del archipiélago cuba-
no (65/68); mientras que el
nuestro se dedicaba a inves-
tigaciones costeras alrededor
de la isla.
En el 70 llegamos a tener un
total de cuatro embarcacio-
nes y empezó lo que, a mi
juicio, fue la ӎpoca dorada
del instituto” hasta el año 85.
Disponíamos de modernos
implementos de trabajo y
apoyo por la parte soviética.
Las condiciones de trabajo
fueron empeorando durante
el período especial, disminuyó
también el número de em-
barcaciones disponibles para
nuestras investigaciones.
¿Actualmente con qué insti-
tuciones coopera el instituto
de Oceanología?
En realidad con nadie, pero el
instituto ha realizado muchos
trabajos prácticos y de consul-
torías. Con el distanciamiento
de las relaciones internacio-
nales, fundamentalmente con
Europa, en los últimos tiempos
se han limitado las relaciones
de financiamiento solamente
a instituciones no guberna-
mentales. Nosotros estamos
trabajando con el Smithsonian
Institute radicado en Panamá
y de origen norteamericano.
Con ellos llevamos muchos
años colaborando, yo he viaja-
do en varias ocasiones a Was-
hington y ahora me ofrecieron
un proyecto conjunto...
¿De qué tratará el proyec-
to?
Se trata de confeccionar un
material DVD , que se va a
editar online sobre los peces
marinos en Cuba (enciclope-
dia marina), donde se hace
una descripción de cada una
de las especies, o sea, como
se pueden identificar, las ca-
racterísticas biológicas, la im-
portancia pesquera, cualquier
importancia desde el punto
de vista ecológico o práctico,
para facilitar el trabajo lo
mismo de los investigadores
que del personal administra-
tivo que tenga que ver con el
manejo y la conservación de
las especies...
Es un sistema de informa-
ción...
Exacto, una base de datos.
Vamos a utilizar un software
que ellos elaboraron para el
pacífico oriental que se en-
cuentra disponible online y yo
trabajo con el en la recopila-
ción de información, actual-
mente hay muchos libros pero
ha evolucionado mucho en los
últimos años la taxonomía en-
tonces la gente no encuentra
las especies, los nombres han
cambiado, no hay descripcio-
nes de la morfología.
Entonces se quedó por un
tiempo en la investigación...
Bueno a mi regreso de la
Unión Soviética ocupé el
puesto de director del Institu-
to y allí estuve por diez años
(70/80)...
Hemos conversado acerca
de las consecuencias que
originan algunos objetivos
económicos sobre la biodi-
versidad en la zona costera,
como son: obras hidráulicas
y evacuación de residuales.
Las grandes construcciones
en esta zona y su explota-
ción van dejando, asimismo,
secuelas irreversibles en la
naturaleza.
¿Qué ejemplos prácticos
confronta en el ejercicio de
su profesión?
A esto se suman los pedraple-
nes (vías sobre el mar). Ellos
interrumpen el régimen hi-
drológico e incrementan la sa-
linidad y temperatura de las
aguas. Hay algunas regiones,
como el norte de Cuba, de zo-
nas muy cerradas y bordeadas
por cayos que obstaculizan el
intercambio de aguas entre la
plataforma y el océano. De-
bido a la falta de circulación
se concentran las sales y otros
contaminantes, provocando
la muerte de muchas especies.
Los pedraplenes limitan aún
más la circulación del agua,
interrumpiendo las corrien-
tes entre la zona costera y el
océano. Al cortarse el flujo,
los vientos cambian el sentido
de circulación de las masas de
agua empujándolas de este a
oeste. Un puente pequeño no
soluciona este conflicto; toda-
vía en Santa María se constru-
yeron varios puentes debido
a los problemas causados en
Cayo Coco, pero aún ello im-
pide mantener la vida en esta
zona.
Estos pedraplenes se cons-
truyeron para lograr un
objetivo económico. ¿Es a
largo plazo así?
No, se suponía que ellos resol-
verían los problemas de con-
ducción de agua, electricidad,
transportación de personal y
suministro en general sin nece-
sidad de un gran desarrollo en
los cayos, sin embargo, después
de un tiempo en explotación
no fue rentable, y se construyó
un aeropuerto en los cayos. Es
horrible el destrozo provocado
a una zona de abundancia
en especies endémicas, aves
migratorias y la presencia de
hábitat no típica de la plata-
forma cubana. Era necesario
conservar esta biodiversidad
y una extensa serie de valores
naturales de esta zona, pero
todo eso se destruye cuando
se construye un aeropuerto.
Tengo entendido que ade-
más se planifica, para el
suministro del polo turístico,
construir un puerto maríti-
mo en la zona.
¿Qué se emprende para
reducir los efectos que pro-
vocan obras de semejante
dimensión?
Bueno, se trata de minimizar
los daños a través de un pro-
yecto internacional que tuvo
su inicio en nuestro instituto y
ahora es un proyecto nacio-
nal donde participan varias
instituciones. Un programa
de medio ambiente para la
protección de la biodiversidad
con apoyo del PNUD (Pro-
grama de las Naciones Unidas
para el Desarrollo).... se llama
Global Environment Facility
(GEF).Es la institución que
mayor financiamiento aporta
para el tema hoy en día. Estas
actividades son controladas
por el CITMA (Ministerio de
Ciencia, Tecnología y Medio
Ambiente), hay una oficina
dedicada a eso que establece
las relaciones entre los organis-
mos para las investigaciones y
en esta etapa para el manejo.
La fase investigativa la realizó
nuestro instituto conjunto al
Instituto de Ecología y Siste-
mática. Ya vamos a comenzar
con una tercera etapa que es
de manejo, en la que están in-
volucradas los gobiernos pro-
vinciales, empresas turísticas,
la pesca, incluso la agricultura.
Esto ayuda pero no soluciona
los problemas porque aún
existe una mentalidad muy
sectorial donde cada uno tira
para su lado, se hacen mu-
chos compromisos pero no se
cumplen. Cuando hay una
situación cada cual defiende
Doctor Rodolfo Claro Madruga, Investigador
Titular del Instituto de Oceanología, donde
ocupó el cargo de Director durante más de una
década. Nacido en Matanzas el 9 de junio de
1939, graduado de Biología Marina en la Uni-
versidad Lomonosov, en Moscú. Reconocido
como científico y autor de la obra “La Biodi-
versidad Marina de Cuba”, adicionada a más
de cien publicaciones sobre los recursos marinos
y biodiversidad. Medalla Carlos J. Finlay, Men-
ción Felipe Poey y Premio Nacional de la Aca-
demia de Ciencias de Cuba en dos ocasiones.
Texto y Fotos: Sonia Bueno
bueno.sonia@googlemail.com
L
os
fenómenos
naturales
y
antrópicos
ejercen
un
impacto
acumulativo
sobre
el
ecosistema
costero
,
ori
-
ginando
su
degradación
e
incrementando
la
vulne
-
rabilidad
de
las
reservas
de
agua
dulce
en
la
isla
.
L
os
proyectos
de
mitiga
-
ción
ayudan
pero
no
solu
-
cionan
porque
aún
existe
una
mentalidad
muy
secto
-
rial
entre
los
participantes